Historia de la Bibliothèque nationale de France
Biblioteca de los reyes y los sabios
En 1368, Carlos V instala su colección de libros en una sala especialmente dedicada para tal efecto en el Louvre: diez años más tarde, cuenta con más de 900 volúmenes. Es el principio de una tradición que los reyes de Francia se esforzarán en mantener.
François 1er introduce un nuevo principio a través de una ordenanza el 28 de diciembre de 1537. Ordena a impresores y libreros que depositen en la librería del castillo de Blois todo libro que se ponga en venta en el reino.
Esta obligación, llamada depósito legal, constituye une etapa fundamental para la biblioteca real. Trasladada a París en la segunda mitad del siglo XVI, sobrevive, tras sufrir algunos daños, a las guerras de religión.
Apertura al público
La organiza por departamentos: Impresos, Manuscritos, Medallas y Piedras gravadas, Tablas gravadas y Colecciones de Estampas, Títulos y Genealogías. Asimismo, prosigue el celo de sus predecesores en materia de adquisición de documentos y se esfuerza en traer las obras más importantes de Europa.
Los cambios de la Revolución
La Revolución Francesa marca profundamente a la Biblioteca. Suprimido en julio de 1790, el depósito legal se restablece tres años más tarde, de forma voluntaria, a través de la ley del 19 de julio de 1793 sobre el derecho de autor (y solo se restaura plenamente en 1810).
La Biblioteca del Rey, convertida en Nacional, incrementa considerablemente sus fondos en esa época, gracias a la llegada de miles de documentos confiscados o embargados.
Los bienes del clero, repartidos entre museos y bibliotecas, así como las bibliotecas de los emigrados, o incluso las de Luis XVI, Maria-Antonieta y Madame Élisabeth enriquecen las colecciones nacionales.
La Biblioteca también se nutre de las confiscaciones practicadas por el ejército napoleónico en Bélgica, Alemania, Países Bajos o Italia. Es lo que demuestra, por ejemplo, la correspondencia del padre Leblond, bibliotecario vinculado al ejército y encargado de operar, junto a un grupo de sabios, las confiscaciones científicas y artísticas en los países del Norte:
En Colonia es donde brillamos. Veinticinco cajas de libros… Es lo que la antigua ciudad de los ubios aportó a la República
Esfuerzos de modernización en el siglo XIX
En 1858, una comisión dirigida por Prosper Mérimée redacta un informe sobre las modificaciones que deben introducirse en la organización de la Biblioteca Imperial. Sus conclusiones son del gusto de Napoleón III, quien confía al arquitecto Henri Labrouste la reconstrucción de una parte de los edificios. Se le recuerda sobre todo por la construcción de la sala de lectura de los Impresos (1868), donde destaca el uso del hierro fundido.
Esta renovación se prosigue con el medievalista Léopold Delisle, nombrado administrador general en 1874. Lanza la creación del Catálogo General de libros impresos cuyo primer volumen se publica en 1897 y el último (para las obras anteriores a 1960)… en 1981.
Varias series de donaciones excepcionales se añaden a los fondos a lo largo de la segunda mitad del siglo: la colección de jarrones antiguos y monedas del duque de Luynes en 1862, las colecciones de Bure (1854) y Hennin (1863), o los manuscritos de Victor Hugo.
Unas colecciones en expansión y un público creciente
La llegada cada vez más masiva de colecciones, así como la de los nuevos soportes -sobre todo audiovisuales- plantea problemas de conservación cada vez más graves. El número de plazas disponibles para los usuarios es insuficiente. A pesar del esfuerzo de modernización y de informatización llevado a cabo durante los años 1980, a la institución le cuesta adaptarse a las nuevas condiciones de la producción impresa y a la demanda de espacios de lectura.
Nacimiento de la BnF
Las herramientas informáticas y los avances en las telecomunicaciones renuevan los recursos para gestionar y localizar las colecciones. Añadidos a la digitalización de los textos y las imágenes, estos enriquecen las tareas de investigación y lectura, y abren la posibilidad de consultar documentos a distancia.
El 14 de julio de 1988, durante su tradicional entrevista televisada en el parque del Eliseo, el presidente de la República, François Mitterrand, anuncia «el diseño y la construcción de la mayor y más moderna biblioteca del mundo»:
Esta gran biblioteca deberá cubrir todos los campos del conocimiento, ser accesible para todo el mundo, utilizar las tecnologías más modernas de transmisión de datos, poder recibir consultas a distancia y colaborar con otras bibliotecas europeas.
El 20 de diciembre de 1996, la biblioteca de estudio François-Mitterrand abre sus puertas, y el 8 de octubre de 1998, la inauguración de la sala de investigación sella la finalización de este gran proyecto.
Ressources
Dominique Perrault, architecte de la BnF
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Télécharger la bibliographie publiée à l’occasion de l’exposition Dominique Perrault - La Bibliothèque nationale de France. Portrait d’un projet 1988-1998